La historia de la 'Cholita sin nombre' y otras 'almitas' a las que cientos atribuyen varios milagros
Margot no olvida el día en que quisieron secuestrar a su hija. Dice que se salvó gracias a un alma milagrosa. ¿A qué alma se refiere? ¿Cuál es ese espíritu que según ella, permitió que su hija vuelva? Margot dice que es la ‘Cholita sin nombre’.
La 'Cholita sin nombre' es uno de los espíritus a los que los cochabambinos les atribuyen milagros y les hacen pedidos y ofrendas. Todas esas almas tienen algo en común: se trata de victimas de muertes violentas.
Cuentan los comunarios de San Benito, en el Valle Alto de Cochabamba, que la cholita sin nombre, fue una joven de 18 años que hace casi tres décadas, salió a una fiesta del lugar y jamás retornó a su casa.
Hallaron su cuerpo en un canal de riego, su rostro había sido devorado por perros, como ningún familiar la identificó, algunos vecinos de la zona la sepultaron, ignorando su nombre.
Cientos de personas llegan todo el año desde diferentes partes del país hasta San Benito porque aseguran haber recibido un milagro de la ‘Cholita sin nombre’.
Nos trasladamos hasta el otro extremo de Cochabamba, al Valle Bajo, en Sipe Sipe, aquí encontramos a familias enteras y grupos de amigos ofrendando y agradeciendo a 'Shirley', una estudiante de 18 años, embarazada de 8 meses, que fue asesinada por su novio, quien la mutiló y la despojó de su bebé.
También está el caso de Gunar Mamani, cuya familia ha elevado una gruta en su memoria, como en los dos anteriores casos la gente llega para pedirle milagros y luego regresa con las ofrendas de los favores recibidos.
En Cochabamba se conoce de al menos una docena de las denominadas 'almitas milagrosas', quienes atraen a cientos de “devotos” que acuden todos los días, en especial los primeros lunes y viernes de cada mes, a los puntos exactos donde murieron estas personas.
Pero ¿por qué estas personas aseguran que son las almas de estos difuntos quienes hacen posible sus anhelos a cambio de promesas?
Según los relatos de la gente, las almitas milagrosas tienen un denominador común, eran jóvenes con vidas comunes y corrientes, pero al haber padecido muertes trágicas, adquieren un poder sobrenatural para hacer milagros.
Más allá de la creencia o el escepticismo, en los hechos existe un fenómeno que la antropología explica dentro de las creencias, usos y costumbres de nuestra sociedad.
Lo cierto es que los primeros lunes y viernes de cada mes, hay gente que recorre kilómetros para pedir o agradecer a sus almitas milagrosas. Es una cuestión de fe.// Unitel
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