Santos Callisaya: “Espero que la súper-cholita se adapte al cine”


Una cholita con superpoderes vio la luz en 2008, convertida en historietas, fruto del talento de los paceños, Rolando Valdez (guionista) y Santos Callisaya (ilustración). Hace poco más de un año, el apellido Callisaya volvió a hacer noticia. Esta vez porque uno de los "papás" de la cholita, que habla como una suegra insatisfecha, ganó el concurso nacional de guion organizado por la empresa avícola Sofía. Refugiados se convirtió –hace una semana- en el primer corto de ciencia ficción del cine nacional.

Callisaya (1983-La Paz) conversó de trabajo, del tránsito al cine y del deseo de ver a su heroína en la gran pantalla. “Vengo del campo de las historietas”, reconoce complacido. “Hacía dibujos, historias auto-conclusivas, hasta que tuve la oportunidad de ilustrar el primer volumen de la super-cholita”, esa chica aimara que obtiene sus poderes, para ayudar a los pobres, de las fuerzas andinas de Tiwanaku, siempre vestida con manta y pesadas polleras altiplánicas.

Los cómics en BoliviaLa recepción del público al cómic fue inmediata, se agotaron los ejemplares publicados en formato de fancine. Los creadores, entusiasmados, continuaron con la saga hasta alcanzar la tercera entrega. Y entonces cuando Callisaya ganó el concurso de guión vino otro desafío: “Una historieta se realiza en solitario, en cambio con esta experiencia comprendí que el trabajo es en equipo”.

Refugiados

La idea apocalíptica, del corto que se puede ver en el CBA, surgió a raíz de la coyuntura vivida a fines del 2012, explica Callisaya: “Son dos pilares los que sostienen Refugiados: el fin del mundo y el retrato de los personajes propios de nuestra realidad.” Asimismo, comenta que se siente muy contento con el trabajo de adaptación realizado por el director Rodrigo Bellot, “quien consiguió hacer suya la historia y proyectarla hacia el futuro”.

Su próximo paso es ver a la super-cholita en el cine y que quien trabaje la historia fuese el director cruceño de Perfidia. Por ahora es solo un deseo. // El Deber (BO)

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